El mundo del diseño gráfico no se detiene, y el 2025 ha traído consigo una oleada de nuevas estéticas y enfoques creativos que responden tanto a avances tecnológicos como a cambios culturales. Este año estamos viendo un equilibrio entre lo digital y lo humano, donde las herramientas de inteligencia artificial se convierten en aliadas del diseñador, sin sustituir la mirada artística ni el criterio profesional. La colaboración hombre-máquina se presenta como una oportunidad para explorar nuevas formas visuales con mayor rapidez y precisión.
Una de las tendencias más marcadas es la revalorización de lo hecho a mano y lo imperfecto. Aunque vivimos en una era hiperdigitalizada, muchas marcas buscan reconectar con su audiencia a través de ilustraciones artesanales, texturas orgánicas y trazos espontáneos que transmitan autenticidad. Esta corriente se complementa con la nostalgia visual: tipografías retro, paletas desaturadas y estilos gráficos inspirados en los años 70, 80 y 90 están volviendo con fuerza, reinterpretados desde una mirada contemporánea.

En términos de color, 2025 apuesta por combinaciones audaces, vibrantes y contrastantes. El «dopamine design» —el uso intencional de colores alegres que elevan el ánimo— está cobrando protagonismo, especialmente en campañas enfocadas en bienestar, salud mental y marcas inclusivas. A la vez, el minimalismo no desaparece, sino que se redefine: ahora es más expresivo, con tipografías grandes y gestos visuales enfocados en generar impacto inmediato.
Estas tendencias no son reglas rígidas, sino puntos de partida. Lo esencial es saber cuándo y cómo integrarlas en cada proyecto, dependiendo de los valores de la marca, su público objetivo y el mensaje que se desea comunicar. Como diseñadores, tenemos la responsabilidad de estar al tanto, pero también de adaptar y reinterpretar lo que está en boga para aportar una mirada original y coherente a nuestros trabajos.